La feminidad es sinónimo de dulzura y gracia, pero también de fuerza y aserción. El efecto loco de una simple línea de lápiz labial, el aura magnética de una mirada fatal, la frescura inmediata de una tez trabajada: la mujer moderna se atreve a aumentar su encanto y su confianza en sí misma.
El maquillaje no oculta, sublima.
Sublima la naturalidad de un detalle chispeante, un toque de color, de ese pequeño giro que nos permite afirmarnos, sentirnos fuertes, sofisticados, seguros de nosotros mismos.